“La gente suele creer que resolver un problema legal es cuestión de encontrar la ley o el artículo correcto. La realidad en los tribunales es otra, mucho más compleja y humana. Estos tres casos son el ejemplo perfecto de que el derecho va más allá de los libros: se trata de estrategia, gestión, empatía y, a veces, hasta de pedagogía judicial.”
Estos tres casos reales son el ejemplo perfecto de que el derecho va más allá de las aplicaciones taxativas de las normas en general, y que se trata de lograr la integración de varias ramas del mismo.
Caso 1: El Amparo de Salud y la Urgencia que supera al sistema.
Una madre esperaba la resolución de un juzgado para que obligaran a una obra social a dar la medicación que su hija necesita para vivir. La espera la desesperaba. Y me dijo: “Sé que mi caso no es el único, pero esto ya viene hace un montón”…
¿Cómo se le explica a esa madre que el juzgado está colapsado? Que el sistema me dice, como letrada: “Dra., como su caso, hay 500 más”.
Mi trabajo acá no es solamente presentar escritos. Es ser un puente humano; Traducir su desesperación en una gestión urgente y eficaz ante el juzgado, y a la vez, contenerla y explicarle con honestidad por qué las cosas demoran en un sistema que no da abasto. La estrategia legal requirió de gestión humana.
Caso 2: Una sucesión, desacuerdos y dolores emocionales.
Hermanos que no se ponían de acuerdo por una herencia. El juzgado de familia les dijo algo revelador: “Este es un juzgado patrimonial; para los dolores emocionales, hay constelaciones familiares”
Tenía razón. El sistema judicial tiene un límite: puede dividir bienes, pero no puede sanar el dolor de un abandono o un rechazo.
Mi trabajo acá como profesional es saber identificar y separar el conflicto, lo legal de lo emocional, por eso siempre hablo de un acompañamiento integral, porque hay cosas que no se llenan con dinero o con leyes.
Caso 3: Despido en fuero federal?
Un despido que, porque la empleadora era un ente del Estado, se derivó al fuero federal, un juzgado experto en temas constitucionales pero no especializado en derecho laboral.
¿Le decimos al trabajador que sus derechos de la Ley 20.744 no aplican? ¡De ninguna manera!
Acá entra mi trabajo de la integración y lo que vengo hablando hace tiempo, integración de las normas y trabajo colaborativo. Articular el derecho laboral con el derecho administrativo.
¿Qué tienen en común estos tres casos?
Que, al final del día, ninguno es más importante que el otro.
No hay una balanza que pese el dolor de una madre por la salud de su hija, contra el de una familia destrozada por una herencia, o contra la angustia de quien pierde su sustento, o contra un jubilado que tiene trabada una sucesión.
Todos son urgentes. Todos son legítimos. Todos merecen ser escuchados con la misma dedicación.
Porque cada expediente es una vida, una historia única que merece una estrategia única. Mi compromiso no es con la “urgencia” según un criterio abstracto, sino con la persona que está al otro lado, confiando en que el sistema, al menos a través de mí, la va a ver.
Si tu problema es único para vos, entonces es único para mí.
¿Por qué? Porque cada historia es única. Cada realidad de las personas es única.
Y así es como elijo ejercer la abogacía: con la convicción de que mi rol no es solo conocer las leyes, sino entender el problema real en toda su complejidad y armar la estrategia integral para resolverlo, usando todas las herramientas disponibles: las legales, las humanas y las de gestión.
